Es un placer presentar a María Bernal a este galardón que ofrece la Asociación Española de Científicos (AEC), por primera vez para Jóvenes Investigadores de relevancia, como es el caso de esta científica, y que servirá, sin duda, para animar a los jóvenes científicos a interesarse por nuestra Sociedad y aportar savia nueva a la misma.
María Bernal es Licenciada en Bioquímica por la Universidad de Zaragoza desde el año 2001. En 2002, realizó el Máster en Ciencias en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Celular de dicha Universidad con la calificación de Sobresaliente. De 2002 a 2006, obtuvo una Beca del Programa I3P-CSIC (Itinerario Integrado de Inserción Profesional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas) para realizar la tesis doctoral en el Departamento de Nutrición Vegetal en la Estación Experimental de Aula Dei (EEAD-CSIC), en Zaragoza.
Asimismo, fue becada por el Programa de Investigación Europeo de la Caja de Ahorros de la Inmaculada para realizar dos estancias cortas de cuatro meses en 2005 y en 2011, para trabajar en el laboratorio de Desarrollo de Plantas y Arquitectura Nuclear bajo mi dirección en el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB-CSIC) en Madrid.
Obtuvo el grado de Doctor por la Universidad de Zaragoza en 2006 con la calificación de Sobresaliente cum laude y fue Premio Extraordinario de dicha Universidad en marzo de 2008. Fue becada por la Fundación Alexander von Humboldt durante el periodo de 2007 a 2009 para realizar una estancia posdoctoral en el Max Plank Institut de Golm, Alemania. Posteriormente, consiguió un Contrato Posdoctoral para el extranjero del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades durante 2009 y 2010 para trabajar en el Bioquant Center, Institut of Plant Sciences de Heidelberg, Alemania.
En 2010, se trasladó a España mediante un Contrato Posdoctoral JAE-DOC-CSIC para trabajar en el Departamento de Nutrición Vegetal de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), en Zaragoza, y en 2012 obtuvo un Contrato Posdoctoral del Subprograma Juan de la Cierva de tres años del Ministerio de Economía y Empresa para trabajar en el mismo Departamento. En noviembre de 2013, obtuvo una posición en Alemania mediante un contrato indefinido como Project Leader / Senior Researcher en el Departamento de Fisiología Vegetal en la Rühr-Universität de Bochum, de Alemania, para dirigir su grupo.
María Bernal tiene importantes publicaciones tanto en su etapa pre como post-doctoral en revistas internacionales de su campo de especialidad del más alto impacto, como son Nature, Plos Genetics, Metallomics, Plant Cell, etc.
Tuve la oportunidad de conocer ampliamente a María Bernal durante dos estancias que realizó en mi laboratorio: la primera, siendo becaria predoctoral para aprender métodos de visualización in situ de molécula y procesos en su material de tesis, sobre cultivos de células aisladas de soja. Su buen hacer, afán de trabajo, entusiasmo por aprender, iniciativa y rigor científico, acompañados de su bondad, amabilidad de trato, buen carácter y generosidad para trabajar en equipo, hacen de esta joven científica una persona que todos quisiéramos tener en nuestro laboratorio.
María Bernal tiene importantes contribuciones en el estudio del Estrés y tolerancia a metales pesados en plantas en plantas hiperacumuladoras de metales con las no acumuladoras, por el que es merecedora de la Placa de Honor para Investigadores Jóvenes que le otorga la AEC este año 2013.
Merecen destacarse sus estudios en temas de gran interés y aplicabilidad como:
Paso la palabra a María Bernal, que nos explicará con su buen don de palabra sus relevantes aportaciones en este campo.
Maria del Carmen Risueño
Profesora de Investigación del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB-CSIC)
Buenas noches.
En primer lugar, me gustaría agradecer a la Asociación Española de Científicos (AEC) la concesión de esta Placa de Honor en la modalidad de jóvenes investigadores. Este reconocimiento lo acepto con gratitud y alegría y me supone una gran motivación para seguir luchando por la Ciencia y por los científicos en estos tiempos tan difíciles que nos está tocando vivir en España.
En segundo lugar, aunque no menos importante para mí, quiero transmitirle mi agradecimiento más sincero a la Profesora de Investigación, María del Carmen Risueño, del Centro de Investigaciones Biológicas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CIB-CSIC) de Madrid. Mari Carmen, muchísimas gracias por proponerme para este galardón. Gracias también por toda la ayuda prestada desde que en el año 2004 realicé mi primera estancia predoctoral en tu laboratorio del CIB.
En este punto, también me gustaría agradecerle a la Dra. Pilar Sánchez Testillano los consejos recibidos, siempre acompañados por unas palabras de ánimo, durante todos estos años. Me gustaría deciros a las dos que es un lujo y un placer haberos conocido y haber trabajado con vosotras, y espero que sigamos trabajando juntas durante muchos años más.
También quiero agradecer al Profesor de Investigación, Rafael Picorel, de la Estación Experimental de Aula Dei (EEAD-CSIC) en Zaragoza, su apoyo incondicional tanto durante la realización de mi tesis doctoral como durante los tres años que he trabajado en su grupo como investigadora postdoctoral tras volver de mi postdoc de cuatro años en Alemania. A mis amigas y compañeras del laboratorio de Zaragoza, Raquel Collados, Marian Luján, Mariví Ramiro, Patricia Lorente y Diana Sancho, gracias por todos los momentos vividos durante los años en los que hemos trabajado juntas.
Quisiera agradecer de una forma muy especial a la Profesora Ute Krämer, jefa del departamento de Fisiología de Plantas de la Universidad de Bochum en Alemania, la oportunidad que me dio en el año 2006 para trabajar en su grupo durante casi cuatro años en un tema tan apasionante como es la descontaminación de suelos mediante el uso de plantas hiperacumuladoras de metales pesados. En su laboratorio, además de aprender un sinfín de técnicas y protocolos nuevos, crecí como persona y como científica en un ambiente internacional del cual tuve la suerte de llevarme un puñado de buenos amigos y compañeros como los Drs. Mike Haydon, Stefan Reuscher y Michele Oliva. Con ella aprendí el significado literal de las palabras esfuerzo y superación. También me gustaría darle las gracias por la confianza depositada de nuevo en mí al ofrecerme un puesto permanente en su grupo donde me incorporé el pasado 1 de noviembre de este mismo año para seguir investigando los mecanismos de adquisición y transporte de metales pesados en plantas hiperacumuladoras.
Todos sabemos que la contaminación de los suelos por desechos industriales y urbanos generados por las actividades humanas (metales pesados, explosivos, combustibles, derivados de petróleo) es uno de los problemas medioambientales más serios en la actualidad. De hecho, se estima que sólo en Europa occidental existen más de 140.000 puntos potencialmente contaminados y que el coste asociado a su limpieza es de millones de euros. Además, la acumulación de estos metales en plantas de interés agronómico representa un factor de riesgo para la salud humana ya que las plantas son la primera ruta de entrada de nutrientes en la cadena alimentaria. Por todo ello, lo que hacemos en mi grupo de investigación es estudiar los mecanismos de descontaminacion de suelos mediante el uso de plantas hiperacumuladoras. Estas plantas se caracterizan por poder tolerar, absorber, acumular y degradar compuestos contaminantes.
Finalmente, me gustaría felicitar al resto de los galardonados, así como agradecer a mis padres, mis hermanos y a mi pareja el apoyo incondicional recibido durante todos los momentos de mi vida.
Y, ya para acabar, me gustaría repetir la frase de William Faulkner que encabezaba mi tesis doctoral: «La sabiduría suprema es tener sueños lo bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen».
Muchísimas gracias.
María Bernal Ibáñez
Investigadora de la Estación Experimental Aula-Dei del CSIC, Departamento de Nutrición de Plantas, Universidad de Zaragoza
En primer lugar, quisiera saludar a los miembros y amigos de la Asociación Española de Científicos (AEC), así como a todos los presentes y a los galardonados.
Es un honor para mí, como joven nutricionista que soy, presentar esta noche en este acto al profesor don José María Ordovás, honor que también se me concedió en el año 2011 en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) cuando apadrinó a mi promoción de la Diplomatura de Nutrición de Medicina.
El doctor José María Ordovás es originario de Zaragoza, ciudad aragonesa donde se licenció en Ciencias Químicas en el año 1978 y, más tarde, se doctoró en Bioquímica. Seguidamente, realizó estancias postdoctorales en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Children’s Hospital (Harvard) y la Universidad de Tufts (Boston). Asimismo, quisiera reseñar que fue discípulo de otro destacado científico español, el doctor Grande Covián, uno de los pioneros del estudio de la nutrición en nuestro país y que le transmitió la pasión por esta joven ciencia, lo que es de agradecer y recordar en estos momentos.
Actualmente, José María Ordovás es profesor de Nutrición y Genética al mismo tiempo que director del Laboratorio de Nutrición y Genómica en el USDA-Human Nutrition Research Center on Aging en la Universidad de Tufts (Boston) e investigador colaborador senior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC, Madrid), así como director Científico del IMDEA (Instituto Madrileño de Estudios Avanzados) de Alimentación.
A lo largo de su extensa e intensa carrera, el profesor Ordovás ha recibido numerosos honores científicos, entre ellos el USDA Secretary’s Award, la mayor distinción civil del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos; el premio Centrum de la American Nutrition Society; la Conferencia conmemorativa en honor de Francisco Grande-Covián; y la Medalla de Oro de la Sociedad Española de Cardiología, entre otros muchos galardones y distinciones.
El doctor Ordovás ha sido nominado para el Premio Príncipe de Asturias, y es miembro de las Real Academia de Ciencias y Medicina de Zaragoza, así como de la Real Academia Española de Nutrición y de la Real Academia de Farmacia, y Doctor Honoris Causa en Medicina por la Universidad de Córdoba.
El interés científico del doctor Ordovás se centra en el estudio de los factores genéticos que predisponen a las enfermedades cardiovasculares y la obesidad y su interacción con los factores ambientales, especialmente la dieta. Ha publicado más de 700 artículos originales, revisiones y editoriales. Asimismo, ha editado y es autor de varios libros monográficos dedicados a esta línea de investigación.
El doctor Ordovás está considerado como uno de los padres o fundadores de la Nutrigenómica, ciencia que estudia la interacción entre la dieta y la modulación de los genes, unificando así la nutrición y la genómica. Este es un campo en el que ha alcanzado grandes avances que nos ayudarán en un futuro próximo a poder pautar unas recomendaciones dietéticas personalizadas con el objeto de prevenir el riesgo individual a padecer enfermedades crónicas.
Por último, me gustaría destacar, dentro de su amplia e intensa carrera científica, el aspecto humano que conocemos todos los que le hemos tratado: su humildad en el trato con todas las personas que se acercan a él y su gran capacidad para divulgar, de forma cercana y fácil, los conceptos de su campo a la gente profana, habilidad que, por desgracia, no valoran lo suficiente muchos profesionales de la ciencia en nuestro país. Por todo ello, creo que es más que merecido este galardón, por lo que le agradecemos su aceptación para recibirlo y, consecuentemente, le damos nuestra cariñosa y entusiasta enhorabuena.
Primero, quisiera dar las gracias a la Asociación Española de Científicos (AEC) por el honor que me ha hecho este año al concederme su Placa de Honor.
También es importante destacar cómo la Nutrición está pisando fuerte este año en este foro que representa a todas las áreas de la Ciencia. Así que mi agradecimiento es doble: a título individual y a título «corporativo».
La historia de la investigación nutricional ha sido convoluta. Atribuida originalmente a Lavoisier, sus comienzos tuvieron mucho que ver con la Química y la Fisiología. Fue en la segunda mitad del siglo pasado cuando la nutrición paso a ser una ciencia más basada en la Estadística y la Epidemiologia, con el sesgo interpretativo que eso supone y que ha sido, en parte, responsable de tantos de los vaivenes que los alimentos han venido dando en las últimas décadas entre una posición saludable y otra menos saludable.
Era imperativo, pues, que la investigación nutricional del siglo XXI se soportara sobre cimientos sólidos y volver, de esa manera, a sus raíces más experimentales, pero adoptando las nuevas tecnologías basadas sobre todo en las «ómicas». Es de ahí que nace la Nutrigenómica. Que como su nombre indica es la fusión de la nutrición con la genómica. Ciencias que, por separado, tienen como objetivo mejorar la salud del ser humano. Cada una lo ha hecho a su manera, pero, normalmente, de forma incompleta ya que, al fin y al cabo, y a pesar de las apariencias, ambas ciencias están interconectadas: la genética influye sobre nuestra nutrición, y los efectos de la nutrición sobre la salud. Por otra parte, la nutrición, a lo largo de las generaciones, ha ido influyendo sobre la genética.
Es con estas premisas que hace ya años comenzamos a investigar, a explorar, cómo convertir las hipótesis en realidades científicas y estas realidades científicas en acciones para llevar a cabo una mejor predicción (el «conócete a ti mismo») y de prevención (nutrición personalizada). Los primeros pasos fueron modestos, a veces más para atrás que para adelante. Hubo también caídas que nos hicieron pensar en que el esfuerzo era demasiado, pero, afortunadamente, no cejamos en nuestro empeño, y con la participación de tantos y tantos colegas que compartían el sueño, hemos llegado al punto esperanzador en el que nos encontramos hoy, en el cual conocemos un buen número de los genes involucrados en las enfermedades comunes. También empezamos a identificar cuál es el patrón dietético más apropiado para cada perfil genético y, de esta manera, facilitar esa tan necesaria prevención.
¿Quiere decir esto que tenemos todo bajo control y que es cuestión de poner el tejado y vender la casa? Ciertamente, no. Cada cima alcanzada nos permite ver nuevas y más altas cimas. Este es el caso de la epigenética, de la microbiota, de los microRNAs, que tanto contribuyen a nuestra salud o a nuestro riesgo. ¿Hemos llegado al final del camino? ¿Lo hemos descubierto todo? No, por supuesto que no. Vamos a dejar a las nuevas generaciones un legado de nuevas incógnitas, de incertidumbres, cuya resolución las llevará a conquistar cimas y, por supuesto, a vislumbrar otras nuevas.
Pero, además de este legado, debemos darles, no en herencia, sino en vida, el ejemplo del buen hacer, de cuál es el espíritu de la investigación y es con este mensaje con el que quiero agradecer a mi equipo de Madrid por todo su buen hacer, su dedicación a la investigación en tiempos tan difíciles. Espero poder inspiraros un poco del espíritu que mi maestro, Grande Covián, me inspiró y que me ha acompañado para el resto de mi vida. Muchas gracias.
José María Ordovás Muñoz
Director del Laboratorio de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts (Boston, Estados Unidos), director científico del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA) e investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC)
Autoridades académicas, miembros de la Junta de Gobierno de la Asociación Española de Científicos (AEC), socios, simpatizantes, compañeros y amigos.
Para mí es una gran satisfacción poder participar en este entrañable acto de entrega de las Placas de Honor de la AEC, y ese honor es todavía mayor cuando me corresponde presentar al profesor Jesús Pastor Ciurana, rector de mi Universidad, la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.
Tuve la suerte de conocer al profesor Jesús Pastor en el curso 1997-98, el primer curso académico de la todavía joven UMH, un curso en el que contábamos con escasos recursos humanos e infraestructuras, pero traíamos muchas ilusiones y ganas de trabajar. En aquellos años, Jesús Pastor ocupaba el cargo de Vicerrector de Investigación.
Hoy la UMH ocupa el cuarto lugar en el ranking de productividad investigadora de las universidades españolas y, como le gusta decir a nuestro Rector, hemos crecido el doble en productividad investigadora que en tamaño. Gran parte de este éxito se debe a Jesús Pastor que, durante seis años como Vicerrector de Investigación, en aquella etapa incipiente de la UMH, supo trazar un plan director para un futuro promisorio. Diez años después contamos con potentes grupos de investigación consolidados, punteros en varias ramas del conocimiento.
Permitidme que desglose brevemente su dilatado currículo. Jesús Tadeo Pastor Ciurana nació en Valencia el 21 de febrero de 1950, de padre escritor y madre farmacéutica, siendo el segundo de tres hermanos. Cursó sus estudios de primaria y secundaria en el Colegio Alemán de Valencia.
Obtuvo Matrícula de Honor en la reválida de sexto en 1966 y fue Premio Extraordinario de bachillerato en 1967, mientras cursaba COU en el Instituto Lluís Vives de Valencia. A continuación, cursó la licenciatura de Ciencias Matemáticas en la Universitat de València, con calificación final de Sobresaliente en 1973. Obtuvo el grado de Doctor por esta Universidad con la máxima calificación en 1979.
Tras obtener por oposición una plaza de Profesor Adjunto de Universidad, se incorpora a la Universidad de Alicante donde imparte docencia en la Licenciatura de Química y en la Diplomatura de Estadística.
En 1986, recibe el premio del Ministerio de Defensa por un trabajo, escrito junto a los profesores Goberna y López, que planteaba un plan de reducción de oficiales y generales en el Ejército de Tierra español a lo largo de cinco años para ajustarse a la inevitable reducción en la tropa al profesionalizarse el ejército.
En 1990, obtiene la Cátedra de Estadística e Investigación Operativa. En la Universidad de Alicante ocupa los cargos de secretario y director de Departamento. En esta etapa, no sólo intensifica su actividad investigadora, sino que su evolución desde los estudios más teóricos hacia los más aplicados le permite comenzar una nueva etapa de transferencia de conocimiento tanto a la empresa privada como a instituciones públicas. Desde la programación teórica pasa a involucrarse en otras dos áreas de la investigación operativa: la localización y la eficiencia y productividad. Adicionalmente, en esta etapa asume los cargos de vicepresidente (1992-1995) y presidente (1995-1998) de la Sociedad Española de Estadística e Investigación Operativa. Asimismo, en 1995, fue nombrado por la Generalitat Valenciana Gestor del Plan Valenciano de Ciencia y Tecnología, cargo que desempeñó hasta 1997.
En marzo de ese año, se incorpora a la recién creada UMH como Vicerrector de Investigación hasta septiembre de 2003, incorporándose un año después al gobierno de la Generalitat Valenciana en calidad de Director General de Investigación y Transferencia Tecnológica. En 2007, es nombrado director del Centro de Investigación Operativa, ya acreditado como Instituto Universitario, cargo que ocupa hasta que, tras ganar las elecciones, es nombrado Rector de la UMH en mayo de 2011.
Respecto a su trayectoria investigadora, además de su participación en numerosos proyectos de investigación competitivos autonómicos, nacionales y europeos, en la mayoría de ellos como Investigador Principal, y sus numerosos trabajos de investigación en revistas de impacto publicados, quizás merezca destacar, por sus consecuencias y proyección internacional, tres de las aplicaciones diseñadas. La primera fue la reorganización del personal de las comisarías de policía de la ciudad de Toronto, proyecto en el que lideró un equipo internacional. La segunda fue la actualización de los programas estadísticos de EUROSTAT. Estos programas fueron mejorados y ampliados tras la incorporación de nuevos estados miembros y permiten predecir anualmente las cosechas en los países de la Unión Europea, con el fin de asignar a cada uno de ellos las subvenciones correspondientes. La tercera contribución consistió en una evaluación de la eficiencia de los servicios de suministro de agua en Japón, comparando más de 100 prefecturas. El trabajo, realizado junto a Bill Cooper, uno de los padres de la programación matemática, y dos investigadores japoneses, fue premiado por una agencia británica como el trabajo científico más relevante relativo a los países asiáticos ubicados a orillas del océano Pacífico.
La revista indexada Omega ha publicado recientemente un trabajo de investigación en el que aparece un ranking a nivel mundial de los 20 investigadores más destacados en DEA (Data Envelopment Analysis). En él figura Jesús Pastor como único investigador iberoamericano, ocupando globalmente la posición decimonovena y la quinta a nivel europeo.
Tal vez sea una casualidad, una coincidencia o algo providencial, una noche de jueves como hoy, 21 de noviembre de 2002, aproximadamente a esta misma hora, nació mi hija Adriana. Pocas horas después, Jesús Pastor inauguraba, en calidad de Vicerrector de Investigación, las Jornadas Científicas de la Sociedad Española de Arcillas que organizamos en la UMH el profesor Teófilo Sanfeliu y quien les habla. Precisamente, el profesor Sanfeliú obtuvo el reconocimiento de esta Asociación en 2012. Once años después del día del nacimiento de mi hija, la AEC otorga este merecido reconocimiento a Jesús, un gran amigo y mejor persona, por «su destacada labor y aportaciones internacionales en el campo de las matemáticas, en las líneas de la investigación operativa, la programación semi-infinita, la localización, la eficiencia y la productividad, siendo el primer matemático al que la AEC concede su Placa de Honor».
Quisiera concluir trasladando mi más sincera enhorabuena a Jesús y sus seres queridos por este merecido reconocimiento, en especial a sus hijos, Alberto y Diego, que hoy nos acompañan, y a sus muchos amigos, colaboradores científicos y colegas de profesión.
Muchas gracias por su atención.
Presidente de la Asociación Española de Científicos (AEC), don Jesús Rincón, Rector Magnífico de la Universidad de Córdoba, presidente de la Sectorial de I+D+i de la CRUE, autoridades, premiados, compañeros, familiares y amigos.
Me siento muy honrado por ser el destinatario de una de las tres Placas de Honor con las que la AEC destaca este año 2013 la labor de tres científicos españoles y de cuatro empresas comprometidas con la I+D+i.
Permítanme recordar la divertida anécdota de D. Miguel de Unamuno quien, al recibir una distinción de la Casa Real, dijo: «Estoy contento por recibir finalmente esta distinción que tanto merezco». Su osadía fue recriminada por uno de los asistentes: «¿Cómo se atreve usted a decir eso en público?», a lo que contestó: «Porque yo digo siempre la verdad». Ello enojó aún más al ya molesto interlocutor que le explicó que, hasta la fecha, los galardonados se expresaban con humildad y en sentido contrario diciendo «gracias por esta distinción que creo no merecer», a lo que Unamuno replicó «es que ellos también dicen la verdad». Bromas aparte, hace ya 25 siglos, Aristóteles proclamaba que el árbol de la ciencia tiene sus raíces amargas y sus frutos dulces. Hoy, y gracias a la AEC, estoy a punto de recibir uno de esos frutos dulces, junto a otros seis premiados, a los que desde aquí felicito cordialmente.
Supongo que ahora podrían esperar que les ilustrara con pormenores de mis logros profesionales cosa que les anticipo no voy a hacer, en gran medida porque Manu Jordán ha sido ya lo suficientemente prolijo como para dejar bien clara mi dedicación e interés por la generación y la transferencia de conocimiento, así como mi predisposición a desempeñar distintos tipos de cargos. Gracias, Manu, por todo, incluida tu idea de que presentara mi currículo a la AEC para optar a este premio. Gracias también a los restantes miembros del equipo de dirección de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche que habéis decidido acompañarme hoy aquí. Y, por supuesto, a mis hijos, Alberto y Diego, cuya sola existencia me ha dado siempre una fuerza muy especial para seguir esforzándome por alcanzar nuevas metas.
He preferido, en lugar de hablar de mis logros profesionales, recordar a las personas que más me ayudaron a conseguirlos. Cuando aún estaba lejos de saber cuál podría ser mi destino, tuve la fortuna de crecer junto a tres personas que se volcaron conmigo y me ayudaron a modelar mi carácter. Fueron mis padres, Jesús y Mercedes, a los que nunca he tenido la oportunidad de reconocer en público todo el cariño, la formación y el apoyo que siempre me brindaron. Fue también mi tía adoptiva, Tante Johanna, la que se preocupó de enseñarme los valores básicos de la cultura alemana.
En el terreno profesional me van a permitir traer a colación a tres académicos que no solamente han orientado mi quehacer científico, sino que han influido decididamente en mi forma de actuar. El primero es el profesor Marco Antonio López Cerdá, mi director de tesis y actualmente Catedrático en la Universidad de Alicante. En todo momento me incitó a situarme en la frontera de la Ciencia y a publicar en revistas de difusión internacional. El segundo es el profesor Bill Cooper, de la Universidad de Texas en Austin, que nos abandonó hace un par de años a una edad casi centenaria. De él destacaría su bondad, su afabilidad y su ilusión contagiosa por plantear y resolver nuevos problemas. De él aprendí a conectar áreas de conocimiento aparentemente inconexas. Y, por último, el profesor emérito de la Universidad de Georgia en Athens, Knox Lovell, actualmente profesor honorario en la Universidad de Brisbane, que es un prodigio de orden en el trabajo y cuya amplitud de miras permite considerar hipótesis poco convencionales que acaban por ser muy fructíferas.
Me imagino que tras estas pinceladas no os sorprenderá que me considere una persona afortunada y, quizás por ello, mis allegados, aun aceptando que soy un poco serio, me califiquen de optimista, entusiasta y vitalista. Además, a lo largo de mi vida, he conseguido compaginar mi actividad docente e investigadora con otras tan dispares como las de gestión o la deportiva. Si a ello añadimos que soy un curioso empedernido, que me encanta comer bien, disfrutar de los viajes y querer y sentirme querido, se podría deducir que soy un hombre satisfecho y feliz, lo cual, créanme, no deja de ser sino una verdad a medias.
Uno de mis problemas es que no tengo tiempo para hacer todo lo que me gustaría. Y, para acabarlo de arreglar, de vez en cuando, y por prescripción facultativa, me veo obligado a comer con moderación extrema. Y, a pesar de todo ello, soy capaz de gozar de momentos de total plenitud. Como la semana pasada en que conseguí ir al teatro un par de veces. Si tuviera el arte de Pablo Neruda, me dedicaría a escribir mis memorias, sustituyendo el “confieso que he vivido” por el “confieso que he gozado”.
Quizás les esté provocando algo de envidia, lo cual es siempre contraproducente, especialmente en nuestra querida España. Para evitarlo les diré también que mi dedicación al trabajo para atender mis obligaciones consume la mayor parte de mi existencia. Así que dispongo también de bastante tiempo para sufrir, como cuando intento formular y demostrar un teorema y no lo consigo; o cuando alumbro una nueva idea y, al cabo de bastantes horas de desarrollarla, descubro horrorizado sus inconsistencias; o cuando trato de buscar soluciones alternativas más justas y ecuánimes y ninguna de ellas me acaba de convencer.
Mi dedicación a la gestión me obliga con frecuencia a enfrentarme a situaciones de conflicto y a buscar soluciones sin demora posible, tarea realmente ardua y desafiante. Y, quizás, lo más terrible de todo sea cuando mi despiadado espíritu competitivo me lleva también a sufrir en algunos de mis ratos de ocio, como cuando juego al golf, al mus o a los chinos, y no consigo exhibir la destreza imprescindible para doblegar a mis amigos. Menos mal que el tiempo todo lo cura y el ser un sesentón tiene, junto a los inconvenientes biológicos que todos conocemos o intuimos, alguna ventaja adicional nada desdeñable. Por ejemplo, el buen trato de Renfe y de ciertas cadenas hoteleras a través de sus tarifas doradas. O algo que una científica insigne, Madame Curie, a la edad de 61 años, le confesó a su hija Irene: «Cuanto más se envejece, más se siente que saber gozar del presente es un don precioso, comparable a un estado de gracia».
Y eso, precisamente, es a lo que me voy a dedicar esta velada: a disfrutar de vuestra compañía y amistad en estos momentos tan especiales para mí, constatando una vez más que la vida es bella y vale la pena saborearla. Porque, además, la alternativa no es nada recomendable. ¡Buenas noches y muchas gracias!
La empresa Mercado Rivera es una exponente de lo que se ha denominado investigación participativa.
Explicaré qué es dicha investigación y su trascendencia en la agricultura, a la que dicha empresa está dedicada especialmente: cultivos intensivos de flor y planta ornamental. Cultivos que se desarrollan en la provincia de Cádiz y que demandan una importante presencia de mano de obra, por lo que, en una provincia con alto desempleo, cumplen un importante papel social.
Cuando el Protocolo de Montreal dentro de las Naciones Unidas, firmado por 186 países, decidió eliminar los denominados gases invernadero, entre ellos se encontraba el bromuro de metilo, gas extremadamente tóxico, utilizado en agricultura intensiva para desinfectar los suelos, limitando así la presencia de enfermedades que originaban importantes pérdidas. El mencionado gas destruía la capa de ozono de la estratosfera, proporcionando un incremento de cánceres de piel y cataratas en los órganos de la visión. La eliminación del gas se realizó en el año 2005 en la Unión Europea y en otros países desarrollados, y la retirada definitiva en los países en vías de desarrollo será en 2015.
España era, en 1992, el cuarto país del mundo consumidor de bromuro de metilo. Las 750 hectáreas dedicadas al cultivo de clavel se contaban entre las de consumo más importante, junto al fresón y al pimiento.
Las Naciones Unidas, a través del protocolo, ofrecieron ayuda a los países en vías de desarrollo para buscar alternativas al gas fumigante que fuesen viables económicamente, respetuosas con el medio ambiente y con la salud de los agricultores y de los consumidores. Para ello, se constituyó un comité técnico con reputados científicos, The Methyl Bromide Technical Options Committee (MBTOC), para recomendar alternativas.
Aquí aparece el protagonismo de la empresa Mercado Rivera, que sostuvo un trabajo de tesis doctoral que duró más de cuatro años, y que ofreció, finalmente, una alternativa que se ajustaba a los cánones exigidos por el Protocolo de Montreal. La alternativa en cuestión era de utilidad pública, puesto que consistía en usar materia orgánica para desinfectar el suelo. El éxito alcanzado fue enorme, puesto que los agricultores comenzaron a utilizarla de inmediato, reduciendo las pérdidas por las enfermedades, mejorando la fertilidad de los suelos y manteniendo limpio el campo.
El éxito fue tenido en cuenta por el comité técnico del Protocolo, que celebró una reunión en la zona y comprobó el beneficio que se desprendía de la aplicación. Esto, y retomo ahora el principio de esta presentación, es lo que se denomina investigación participativa. Investigación que se inscribe dentro de lo que se denomina ciencia postnormal. Ciencia que queda definida por el principio de precaución que, a su vez, es la base de la sostenibilidad. Su fundamento es muy sugestivo: no legar a las generaciones venideras ninguna deuda, ni económica, ni medioambiental, ni de salud, ni de otro tipo.
Distinguidos investigadores, profesores, amigos, mis primeras tres palabras han de ser sencillamente definitivas: Asociación Española de Científicos (AEC). Y las siguientes, también tres, no menos sencillas, sinceras y sentidas. Muchas, muchísimas gracias.
Primero, sobre todo, porque están ahí, porque son ustedes científicos y porque se enorgullecen de ello, por su estudio, por su dedicación, en definitiva, por su valor.
Y porque, definitivamente, una sociedad moderna, pujante, competitiva, capaz y desarrollada no puede entenderse, de ninguna manera, sin un tejido investigador potente, sin un equipo humano y científico del más alto nivel.
Todos los que aquí estamos hoy, lo sabemos, por los libros y por nuestra ya larga experiencia, que sin Ciencia nada hay; sin Investigadores, con mayúsculas, no hay nada, porque todo se vuelve diminuto, efímero, fugaz, inconsistente allá donde la Ciencia no prevalece. Por ello, desde este que agradecido, entusiasmado y emocionado les habla, y desde Mercado Rivera, les volvemos a decir, científicos españoles, muchas gracias.
Mucho tiempo llevamos ya en Mercado Rivera, y mucho hemos recorrido, entre mil aciertos y también errores, buscando, investigando, dialogando, trabajando codo con codo con los agricultores, con ustedes de la mano: investigadores, pero también con estudiantes, con doctorados, con la mejor gente que pudiéramos haber dibujado en este horizonte de la baja Andalucía, tan distante, tantas veces, tan distinta siempre, pero tan capaz, seguro, casi todas las veces, de sacar adelante proyectos, circunstancias, retos, aventuras empresariales, universales, al fin y al cabo, porque mucha escuela nos consta hemos hecho ya…
Desde Chipiona y Sanlúcar navegando río arriba, en ese nuestro Guadalquivir científico, ilustrado y docto hasta el centro mismo de Castilla, y también, desde Chipiona, navegando por todos los continentes, asesorando, compartiendo nuestras experiencias, permítanme que lo diga: educando a los que empiezan y adiestrando en sus labores a los profesionales que nos frecuentan.
Y, además, o quizá por todo ello, y gracias a ustedes, aquí me encuentro hoy, aquí nos encontramos esta noche, tan señalada, tan inolvidable para los que como ustedes, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y catedráticos de las principales universidades españolas, tanto saben de desvelos profesionales, metas por conseguir, economías por reconvertir y dedicación volcada hacia la Ciencia.
Gracias por esta Placa de Honor a Mercado Rivera, Placa de Honor 2013 por nuestra trayectoria de más de 20 años colaborando con universidades, centros de investigación y empresas de todo el mundo. Y gracias porque esta placa confirma nuestros proyectos, afianza nuestro camino y nos hace estar más convencidos y seguros de que las cosas bien hechas bien parecen.
Hace veinte años nadie nos dijo que si colaborábamos con la ciencia hoy estaríamos aquí recogiendo este premio. ¡No! Siempre lo hicimos sin pensar en recoger ningún premio, al contrario, en muchas ocasiones nos hemos tenido que enfrentar a determinados grupos mediáticos interesados en que estas colaboraciones no fueran adelante. ¡Claro! Lógicamente iban en contra de sus intereses comerciales y funcionariales.
Afortunadamente, la dirección de la empresa, encabezada por Isidoro y Joaquín Rivera, siempre apostó por la colaboración con aquellos proyectos que nos llegaban y que nuestra economía nos permitía. Por este apoyo incondicional estamos hoy aquí. Por eso, cuando hablamos de Biodesinfeccion en Suelos Agrícolas, hablamos de trabajo bien hecho, y hablamos de una investigadora sanluqueña, Aurora García Ruiz. Gracias por traernos este proyecto, Aurora. Y cómo no, hablamos de una magnifica tesis doctoral, la suya, dirigida por don Javier Tello. Gracias, don Javier, por proponernos para este premio y recuerdo de todos los agricultores de la costa Noroeste de Cádiz que le admiran como profesor, investigador y, sobre todo, como amigo.
Y junto a ella, el apoyo técnico y humano de Mercado Rivera, y una parte extensa de la explotación agrícola de la zona, sintió, experimentó, disfrutó y se beneficia en la actualidad de un nuevo modelo, una técnica, un sistema que ha permitido la mejora y la resolución de circunstancias y problemas que hasta entonces aparecían como irresolubles.
Así que, aquí nos tienen, porque entre todos y con todos, los que en aquella esquina del sur de España laboramos día a día con ahínco, hemos seguido llevando a gala lo que ustedes, los científicos, denominan o llaman investigación participativa.
Y, así, millones de personas en todo el mundo que veían peligrar su futuro por la desaparición de químicos, como el bromuro de metilo, han tenido una alternativa absolutamente definitiva y trascendente, la Biodesinfeccion en Suelos Agrícolas.
Porque, como sabemos, los químicos empleados dañaban la capa de ozono de la estratosfera, y nuestra alternativa, la biodesinfección, ha sido motivo de curiosidad primero, e interés después, por parte del comité creado por Naciones Unidas. Y, por eso, se fijaron en este proyecto, visitaron nuestra comarca para evaluar el mismo, y luego, finalmente, han tenido a bien avalarlo y ponerlo en práctica en todos los países que necesitan combatir ciertos patógenos del suelo y que, sin esta aportación, que se ha hecho desde la costa Noroeste de Cádiz, sería inviable o muy complicada la supervivencia de, sobre todo, los cultivos florales y ornamentales en suelo.
Sólo pocas palabras más podría decirles, a ustedes científicos españoles… Sí, alguna más, felicitarles a ustedes también por la excelente trayectoria de la misma, de esta Asociación, y agradecerles, sinceramente, que podamos hoy compartir galardón con tan ilustres empresas y tan prestigiosos científicos.
Quiero dedicar esta Placa de Honor 2013 a todo el equipo humano de Mercado Rivera y a los agricultores de la costa Noroeste de Cádiz (Chipiona-Sanlúcar y Rota).
Muchas gracias, también porque hoy, mañana, seremos noticia, en nuestra geografía andaluza y española por un motivo de satisfacción, de progreso y de esperanza en un nuevo y definitivo futuro científico español.
Muchas gracias.
Esta empresa nace en 2007, promovida por don Pedro Cañuelo Rojas, veterinario e innovador vocacional, que desde su fundación se interesó en la colaboración con el Grupo MERAGEN del Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba.
El 20 de octubre de 2008 firma un Convenio con dicho Departamento en el que figura como objeto: «La mejora genética de caracteres del cerdo ibérico, tanto productivos como reproductivos y de materiales, así como de calidad cárnica», todo ello referido a las ganaderías adscritas a Mejora Genética Ibérica.
Los objetivos más detallados han sido los siguientes:
La reposición de hembras ha sido uno de los puntos clave de la explotación, para lo cual ha estudiado en cada reposición las características particulares de las explotaciones de destino para lograr una máxima adaptación al medio. Posteriormente, realiza un seguimiento para asegurar que la reposición ha alcanzado todo el potencial genético y, de esta manera, lograr la máxima rentabilidad.
Todo ello se ha ido logrando con un respetuoso cumplimiento con la Naturaleza y el Medio Ambiente de la Dehesa, especialmente la extremeña, andaluza y salmantina, potenciando una raza autóctona con calidad diferenciada. Lo que a Mejora Genética Ibérica la hace merecedora de la Placa de Honor de la Asociación Española de Científicos (AEC).
Buenas noches a todos. Quisiera iniciar estas palabras con un agradecimiento expreso a la Asociación Española de Científicos (AEC) por su apoyo a la I+D+i en España y que, con este reconocimiento a Mejora Genética Ibérica, nos llena de ánimo e impulso para seguir trabajando en la mejora genética de la ganadería porcina ibérica.
Conozco la calidad de galardonados de años anteriores y no puedo evitar decir que el hecho que este año se haya elegido a Mejora Genética Ibérica es un gran honor.
En primer lugar, quisiera expresar mi más sincera felicitación a todos los premiados esta noche, y trasmitir que este acontecimiento me permite agradecer públicamente el esfuerzo y apoyo de todas las personas e Instituciones que han hecho posible que esta noche pueda estar aquí recibiendo este galardón. En particular, quiero hacer una mención especial a mi familia, al Grupo MERAGEN (PAI AGR 158) del Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba, así como a los socios fundadores de Mejora Genética Ibérica.
Hay una frase del escritor Mario Vargas Llosa que se grabó en mi mente cuando recibió el Premio Nobel: «Si convocara en este discurso a todos los actores a quienes debo algo o mucho, su sombra nos sumiría en la oscuridad». Y parafraseo diciendo que si convocara en este mensaje a todas las personas a quienes se debe el éxito de este premio a Mejora Genética Ibérica, su sombra nos sumiría en la oscuridad.
Recibo con mucha ilusión este reconocimiento por su significado. En 2007, se creó la empresa Mejora Genética Ibérica formada por un colectivo de ganaderos con el mismo objetivo: la mejora genética animal y la pasión por la Dehesa y su cerdo ibérico. Pero, mi pasión por la dehesa y el cerdo ibérico me viene por tradición familiar. Desde pequeño mi abuelo me enseñó que la dehesa tiene un incalculable valor medioambiental, donde conviven las actividades del hombre en equilibrio con el respeto a la naturaleza, y que la Raza Porcina Ibérica es una raza autóctona singular y criada en un sistema productivo extensivo con aprovechamiento de los recursos naturales de la dehesa, considerándose el binomio dehesa-cerdo ibérico como modelo de sostenibilidad y calidad tradicional ampliamente reconocidos.
La investigación comienza, tras la firma del Convenio Específico de Colaboración entre la Universidad de Córdoba y la empresa Mejora Genética Ibérica, el 20 de octubre de 2008. La empresa estaba interesada en la colaboración con el Grupo MERAGEN (PAI AGR 158) del Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba para realizar proyectos referentes a la mejora genética de determinados caracteres de interés económico (reproductivos maternales y de calidad cárnica) en la población del porcino ibérico perteneciente a las ganaderías adscritas a Mejora Genética Ibérica. El objetivo específico es el estudio del Proyecto Mejora Genética de Caracteres Productivos, Reproductivos Maternales y de Calidad Cárnica.
Para finalizar, quisiera decir que al cerdo ibérico le debo haberme formado profesionalmente, haber trabajado en lo que me gusta y poder disfrutar de la dehesa (Modelo de Desarrollo Sostenible). El mundo del ibérico me ha permitido poder disfrutar de la dehesa y haber hecho muchos amigos con los que poder compartirlo. Por ello, les invito a conocer este sector, su entorno y todo lo que trasmite. Pues, por mucho que yo les pueda seguir contando del cerdo ibérico y la dehesa, hasta que no lo vean y visiten personalmente, no pueden imaginar cómo es. Las dehesas conforman un paisaje con gran capacidad expresiva, despertando en la persona que observa muy distintas emociones y sentimientos, sensación de antigüedad, quietud, naturalidad… Y el porcino ibérico es la especie más característica de la dehesa, siendo el hábitat más adecuado para llevar a cabo su manejo extensivo.
Buenas noches y, nuevamente, gracias.
Ibertext es una joven empresa madrileña con sede central en la Comunidad de Madrid y ahora expandiendo sus áreas de influencia en toda España debido a sus delegaciones recientes en varias comunidades autónomas.
Iberext viene ejerciendo desde su fundación una intensa actividad de I+D+i que ha dado lugar a numerosos sistemas y productos propios en la lucha contra los incendios.
Para ello, dispone de un equipo humano de elevada cualificación, así como de colaboraciones con universidades y centros tecnológicos españoles, apoyando el trabajo innovador del personal de estos organismos y propio, cuya característica principal es su juventud. En este sentido, hay que destacar las colaboraciones en proyectos realizados con la Universidad Carlos III de Madrid.
Su director general, don Francisco Murcia, ingeniero industrial, así como su presidente, don Pedro Moreno de Frutos, entendieron desde la fundación de esta excelente empresa, que la I+D+i era un elemento para destacar en sus objetivos de consolidación y crecimiento posterior.
Entre sus instalaciones destacan:
Con una cartera de 25.000 clientes actualmente, y en plena crisis de puestos de trabajo, está dando ocupación laboral a unos 250 trabajadores cubriendo todos los niveles de especialización que necesita la empresa, apoyándose en la innovación y desarrollo de nuevas tecnologías para tener una oferta diferenciadora de sus competidores y poder abordar también el mercado europeo.
Por tanto, la investigación, desarrollo y aplicación de nuevas tecnologías con espíritu innovador es la forma de trabajar de esta empresa modélica en estas circunstancias difíciles para la economía española. Todas las empresas del grupo Iberext (Iberext empresa matriz, así como PF Sistemas e Iberplus, cuidan con mimo sus sistemas y protocolos de calidad estando además acreditadas por AENOR).
En 1998, se creó el Departamento de Servicios y Consultoría, al que se añadió posteriormente el Departamento de Proyectos y Futuro Sistemas (I+D+i). Posteriormente, se incluyó además el puesto de Responsable de Imagen Tecnológica, responsabilidad de un ingeniero en el que destaca su juventud, siguiendo la línea de personal que trabaja en esta empresa de la Comunidad de Madrid y que se ubica en el polígono industrial de Arganda del Rey desde su fundación.
Por último, quiero mencionar que la facturación actual es de 15 millones de euros, lo que posibilita invertir en investigaciones y desarrollos que aporten nuevos productos, materiales y sistemas a la comercialización de este grupo de empresas.
Así pues, nuestra más entusiasta enhorabuena a Iberext y sus directivos que nos acompañan en este acto, animándolos a que con este reconocimiento que les expresa la Asociación Española de Científicos (AEC), fomenten desde ahora aún más el desarrollo científico (conocimiento) y tecnológico (aplicaciones) que hagan posible un incremento en la comercialización y, por tanto, de la creación de riqueza y empleo que tanto necesita nuestro querido país en estos momentos.
Quiero expresar el más vivo de los agradecimientos, en nombre de Iberext y del mío propio, a la Asociación Española de Científicos (AEC) por la deferencia y atenciones que han tenido conmigo, en especial a su presidente D. Jesús Mª. Rincón por la concesión de una de las Placas de Honor de esta ilustre Asociación.
Acepto este reconocimiento con profunda gratitud, pues tengo plena conciencia de lo que vale y bien sé que recibir una distinción como la que hoy recojo es en sí un motivo de júbilo.
Agradezco igualmente el afecto demostrado en las palabras de presentación de D. Enrique Carretero del Grupo LOSA.
Qué mejor modo de comenzar mi intervención recordando un pensamiento del excepcional científico Luis Pasteur, que seguramente se encuentra en el interior de muchos de los aquí presentes: «Si no conozco una cosa, la investigaré».
Desde 1989, año del nacimiento de Iberext, hemos venido desarrollando valores y conceptos claros nacidos de la responsabilidad que nuestra actividad tiene con la Sociedad, que no es otra que la de garantizar la vida y los bienes de las personas. Nos esforzamos en hacer visibles conceptos invisibles como es la seguridad de protección contra incendios.
En España, se producen al año 43.000 incendios. Contribuir a evitarlos es nuestra misión, pues con ello evitaremos el sufrimiento de perder todo o gran parte de lo que se posee.
El nuestro es un trabajo vocacional, amamos lo que hacemos y, por ello, dirigimos todas nuestras energías a esta labor. De forma continua, evaluamos y modificamos nuestros métodos, no ponemos metas a la calidad y apostamos en aquellas tecnologías que superen a las anteriores. Pero, todo ello no es posible sin la parte más importante de mi compañía: las personas, nuestra mayor riqueza. De todos es sabido que la calidad del servicio depende de la calidad del personal. Soy consciente de que, sin ellos, no se hubiese conseguido. Siempre han dado más de lo que esperábamos.
A lo largo de estos años hemos abordado retos importantes. Pero, recuerdo con especial cariño uno de los primeros, fue en 1998, cuando el departamento de seguridad de El Corte Ingles tenía graves problemas cuando extinguían los conatos de incendio de sus instalaciones con extintores de polvo químico. Esto obligaba a desalojar una planta completa con el consiguiente perjuicio para las ventas, y al cual se sumaba la ardua y costosa labor de la limpieza. En Iberext, desarrollamos un equipo portátil basado en la aplicación de agua con espumas químicas especiales, que conseguían extinguir con una eficiencia superior a la de los extintores de polvo químico. El resultado ha sido que, actualmente, los equipos que suministramos para todos nuestros clientes supera con creces a los tradicionales de polvo químico (80% contra 20% de polvo químico).
Nuestro mayor deseo es crecer unidos a nuestros clientes. Cada nuevo servicio es un lazo más que nos une a ellos y el último ha sido construir nuestro Centro Tecnológico, el cual fue inaugurado por la anterior presidenta de la Comunidad de Madrid en febrero de 2011. Nació de la idea de poder ofrecer un escenario en el cual se pudiesen estudiar, desarrollar y probar, de forma real, las diferentes tecnologías de protección contra incendio antes de implantarlas en clientes. Dispone, entre otras, de:
En junio de 2013, el Centro Tecnológico ha sido seleccionado por CEPREVEN (Asociación de Investigación para la Seguridad de Vidas y Bienes) como centro formativo para nuevas generaciones de técnicos de protección contra incendios.
Ya se ha agotado el modelo económico del ladrillo. Los expertos coinciden en señalar a la ciencia y la investigación como la nueva apuesta estratégica de España para salir de la crisis. Es necesario apoyar la I+D de las empresas que tengan proyectos ambiciosos e innovadores. Pero, sobre todo, es preciso apoyar financiera y administrativamente la creación de empresas capaces de aportar descubrimientos y mejoras tecnológicas; empresas que demanden y generen innovación que permitan reformar el marco productivo del país.
Dado que «de dónde venimos» ya no se puede cambiar, y «a dónde vamos» aún está por descubrir, es imprescindible que los Gobiernos de la Nación y de las Comunidades Autónomas fijen en sus objetivos rescatar la I+D. Sin las reformas adecuadas ni el esfuerzo público, tendremos muy difícil salir de la crisis en que la que estamos. De todos es sabido que las decisiones de nuestro presente son los arquitectos de nuestro futuro.
No quisiera terminar sin expresar un especial reconocimiento a todos los honestos profesionales del Grupo Iberext por su constancia, su afán de superación y por su voluntad para ser útiles.
Para concluir, deseo transmitir mi enhorabuena al resto de galardonados por las iniciativas y actividades que, con tanto interés y eficacia llevan a cabo en pro de la Sociedad. A ellos y a todas las personas vinculadas a la Ciencia y la Innovación en España les dedico un pensamiento del poeta estadounidense Ralph Emerson:
«No es el oro lo que hace grande a una nación, no es su espada, ni su orgullo. Son los bravos, los fuertes, los grandes hombres quienes las hacen poderosas.
Hombres que permanecen y sufren rectos en la verdad y el honor.
Son los hombres valientes los que trabajan mientras otros duermen… Ellos son los que construyen los pilares de una nación y los levantan hacia los cielos».
Muchas gracias.
Señor presidente de la Asociación de Científicos de España (AEC), distinguidos colegas y amigos.
Tengo el honor y el muy grato placer de presentar a Biópolis, S.L., una pequeña empresa biotecnológica radicada en Valencia cuyo trabajo está centrado en la biotecnología microbiana. Biópolis cuenta con una filial, Life Sequencing, S.L., que cubre la secuenciación genómica masiva. Entre las dos agrupan a 43 profesionales que son doctores, licenciados o técnicos. Está representada en este acto por Daniel Ramón, que es su Director Científico y Consejero Delegado.
Biópolis es una empresa relativamente joven. Surgió hace diez años, con apoyo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a partir de un grupo de investigación del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos de Valencia liderado por Daniel Ramón.
Siguiendo un planteamiento experimental, voy a hacer unas preguntas y presentar algunos datos para ver si encontramos las respuestas correctas.
La primera pregunta es: ¿Por qué merece Biópolis una Placa de Honor de la AEC? Para responder a esta pregunta vamos a revisar el cumplimiento de los objetivos planteados a partir de 2003, fecha de creación de Biópolis.
El primer objetivo exigido para avalar la empresa fue el compromiso de tener beneficios en el plazo de dos años, y Biópolis lo consiguió mediante una única línea de negocios basada en una oferta de servicios de I+D de biotecnología microbiana a empresas del sector agroalimentario y químico-farmacéutico.
El segundo objetivo fue abordar la ampliación de la empresa y conseguir más clientes dentro de la misma línea, iniciando paralelamente una inversión interna que permitiera la obtención de productos propios a largo plazo. Se creó la empresa filial, Life Sequencing, S.L., ya mencionada, la cual generó beneficios en su primer año de vida. Se cumplió, pues, también el segundo objetivo.
El tercer objetivo (y adelanto que también está cumplido) fue seguir creciendo y abordar una segunda línea de negocio basada en la producción de microorganismos como resultado de los proyectos con clientes y de la propia inversión.
En la actualidad, Biópolis aborda un objetivo de mayor alcance. Trata de ser un referente mundial en biotecnología microbiana combinando el trabajo para clientes y desarrollando también productos propios. Oferta un espectro global de servicios que van desde la búsqueda de microorganismos interesantes hasta su producción, pasando por su mejora y validación. En este sentido, cabe señalar la reciente introducción de ensayos en Caenorhabditis elegans, un nematodo de gran valor, como modelo para evaluar ingredientes funcionales de los alimentos, entre ellos, los relacionados con la enfermedad de Alzheimer.
Segunda pregunta: ¿Cómo ha sido posible esta trayectoria? Imposible analizar en esta breve intervención todos los factores. Sólo voy a señalar alguno de los más decisivos.
Un factor fundamental es que Daniel Ramón, como promotor de la empresa, tuviera un proyecto claro desde el principio, basado, por un lado, en la curiosidad científica y espíritu creativo que le lleva a averiguar el por qué y el para qué de los procesos microbiológicos; y, por otro, en su entusiasmo por hacer las cosas bien, con rigor, dimensionando apropiadamente los objetivos y la estrategia para alcanzarlos. Otro factor clave fue la selección de un magnífico grupo de profesionales y convencerlos a ellos, y a la gente que tenía que arriesgar su capital, de que había un proyecto razonable, sólido y más que viable.
Una nueva pregunta: ¿Por qué Daniel Ramón pudo convencerlos a todos? El convencimiento se basó en su magnífica formación científica, que le hizo ampliar la simbiosis con los microorganismos, que son capaces de abrir mercados, a los profesionales e inversores.
Las raíces de Daniel Ramón están en la Universitat de València donde se licenció y doctoró en Ciencias Biológicas. Durante su doctorado ya entró en contacto directo con los microorganismos, en el Departamento de Genética Molecular de la empresa farmacéutica, Antibióticos, S.A. Realizó estancias post-doctorales en la Sección de Microorganismos Industriales del Departamento de Genética de la Universidad de Agricultura de Wageningen (Holanda). Es Catedrático de Tecnología de los Alimentos de la Universitat de València y Profesor de Investigación en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IATA-CSIC), siendo su director en el período 1995-96. Posteriormente, fue coordinador del Área de Ciencia y Tecnología de Alimentos del CSIC, de 1997 a 2000, y Coordinador Institucional del CSIC en la Comunitat Valenciana de 2000 a 2002.
Es miembro de diversas comisiones y comités, entre los que destacan el Comité Científico de Coca-Cola Iberia, el Comité Científico del Microbial Resource Research Infraestructure, el Board of Directors del Pharmabiotec Research Institute y el Consejo Rector del CSIC.
Es autor de más de un centenar de artículos en revistas internacionales de prestigio, y de diversos capítulos de libros internacionales. Es autor del libro Los genes que comemos, traducido a diversos idiomas, que mereció el II Premio Europeo de Divulgación Científica. Entre otros premios recibidos, están el Premio de la Sociedad Española de Microbiología, el Premio a la Trayectoria Científica del Instituto Danone, el Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva, el Premio Internacional Hipócrates y la Medalla al Fomento de la Invención de la Fundación García Cabrerizo. Sus resultados tecnológicos están protegidos por más de treinta patentes nacionales e internacionales, la mayoría de ellas transferidas y en explotación.
En resumen, Daniel Ramón ha sido el arquitecto de una empresa solvente, seria, basada en el conocimiento, convencido del valor y rentabilidad del mismo. Biópolis es un ejemplo magnífico que nos enseña que de la crisis económica se sale gracias a las inversiones previas en la formación de buenos investigadores. Los recortes en investigación que estamos padeciendo, están generando empobrecimiento y menos capacidad para afrontar futuras crisis.
Esta idea ya la expresó Arthur Kornberg, Premio Nobel en 1959, por su trabajo en la síntesis y replicación del ADN. En su libro Pasión por las enzimas, comentando los recortes de las agencias federales que financiaban la investigación en los Estados Unidos, señala: «El progreso científico se ha embotado. El NIH no ha proporcionado los recursos adecuados y las ayudas que necesitan los científicos altamente especializados y competentes. Sencillamente, se producirán menos investigaciones, y las que se hagan, aunque lleven la firma de los investigadores de más talento, serán menos innovadoras y aventureras […]. Un problema urgente es el relativo a la alimentación de la gallina de la investigación básica que pone los huevos de oro del desarrollo industrial».
Es inevitable, pues, hacerse una última pregunta: ¿Quién tiene que valorar la financiación de la alimentación de nuestra gallina de la investigación básica? ¿Los políticos? ¿Los economistas? ¿Los científicos? Es evidente que la alimentación de la gallina española no es en estos momentos una prioridad de los organismos con competencias en investigación. Los fuertes recortes en investigación van adornados con expresiones como «investigación de excelencia» y «orientada a los retos de la sociedad», lo que indica que estamos bajo los efectos de una atmósfera patológica marcada por la ansiedad del beneficio inmediato. El hecho importante es que la financiación de proyectos de investigación en este año se ha anunciado con once meses de retraso, lo que ha sido decisivo para anular las expectativas de muchos grupos de trabajo y propiciar la marcha de buenos investigadores al extranjero, desperdiciando así una buena parte de la inversión realizada en años anteriores. Un ejemplo significativo es el programa Ramón y Cajal.
Biópolis-Daniel, enhorabuena por la merecida Placa de Honor. El verdadero espíritu científico, la Ciencia (con mayúsculas), le ha ganado el partido a la administración-ficción que cree más en la Ciencia ficción que en la verdadera Ciencia. También enhorabuena a todos los galardonados y a la AEC por su reconocimiento a los investigadores y grupos que marcan un rumbo positivo para nuestro país.
Estimados miembros de la Junta Directiva de la Asociación Española de Científicos (AEC), señores y señoras, estimado Profesor, Juan Carbonell.
Es para mí un honor estar hoy aquí en representación de mis compañeros de Biopolis, S.L. para recoger esta Placa de Honor 2013. Siempre es agradable recibir una distinción, pero, en este caso, el placer es doble porque su asociación es un referente en la defensa de la Ciencia con mayúsculas, por eso nos vemos gratamente recompensados con este honor.
Con esta estructura y esta filosofía hemos logrado generar un portfolio de productos, algunos de los cuales ya están en el mercado. Es el caso de la bacteria Bifidobacterium longum ES1, un probiótico para enfermos celíacos que proviene de una patente licenciada al CSIC. En la actualidad, esta bacteria es la base del producto Proceliac comercializado por Central Lechera Asturiana dentro del sector alimentario. Estamos negociando su licencia a varias compañías farmacéuticas que operan en nuestro país y en otros países europeos y americanos. También hemos desarrollado un probiótico frente a infecciones por rotavirus para el que fue nuestro primer cliente, la compañía española de alimentación infantil Ordesa. Este producto se vende en Francia desde mediados de julio y el año que viene se venderá en nuestro país. Biopolis tiene una sublicencia de venta para cualquier país donde Ordesa no opere.
Una situación similar, aunque sin ningún tipo de limitación geográfica, hemos alcanzado con la compañía multinacional Hero. En este caso, hemos desarrollado para esta empresa, junto con la Universidad de Granada, tres probióticos que activan una respuesta inmune y hemos comenzado la comercialización. Tenemos dos patentes compartidas sobre probióticos antioxidantes con uno de nuestros mejores clientes, Danone Research, otras dos sobre péptidos del cacao eficaces en la desagregación de la placa amiloide junto con la multinacional francesa Naturex, y una sobre una especie del género Raoultella, productora de bioplásticos, compartida con la Universidad Complutense de Madrid. En este terreno de los bioplásticos, somos referente europeo. Tenemos licenciadas dos patentes del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB-CSIC) que afectan a microorganismos productores y hemos ultimado el escalado industrial de su producción a partir de más de dos docenas de residuos, incluida basura urbana. No publicamos mucho, pero cuando lo hacemos porque nuestro cliente lo demanda, lo hacemos bien. En el último año y medio, hemos publicado quince artículos SCI en revistas como British Journal of Nutrition, PLOS ONE, Journal of Bacteriology, Plant Biotechnology o Biomass & Bioenergy.
Como antes indiqué, no nos ha tocado vivir una época fácil, pero, tenemos muy claro que no vamos a perder ni un minuto en lamentaciones. Todo lo contrario, desde que comenzó esta crisis hemos redoblado nuestro esfuerzo en la búsqueda de clientes fuera de nuestro país. Y este 2013 ha sido el primer año que nuestra planta de producción con capacidad para 9.000 litros ha empezado a generar probióticos hasta fabricar 1.500 kg. Es sólo el pistoletazo de partida, porque el año que viene esperamos aumentar considerablemente esa cifra. Nos sentimos al comienzo de una nueva fase de expansión de la compañía donde nuestro negocio clásico de oferta de I+D en confidencialidad seguirá funcionando al mismo ritmo que lo ha hecho hasta ahora, pero donde se abre una segunda línea de negocio que es la producción. Así, habremos cerrado el círculo y asegurado el futuro de la compañía. Por supuesto, seguiremos como hasta ahora reinvirtiendo parte de nuestros beneficios en I+D interna para poder aumentar nuestro portfolio de microorganismos y seguir ingresando capital a través de su licencia o de su producción.
No querría acabar estas palabras de agradecimiento sin recordar algo que para nosotros es fundamental. Como ha quedado claro de mi exposición anterior, nuestras relaciones con el mundo académico español y europeo son fuertes, como no puede ser menos. Hemos participado en varios proyectos europeos, algunos liderados por nosotros, y hemos financiado investigación en varios laboratorios españoles, de forma que, como antes indiqué, alguno de los productos desarrollados en Biópolis que ahora están en el mercado han surgido desde patentes públicas o desde cooperaciones con grupos de universidades españolas o del CSIC. Por eso, tenemos muy claro que uno de los mejores patrimonios de nuestro país es su Ciencia pública, que con muchos menos fondos está a la altura en muchas disciplinas de los grupos punteros europeos y mundiales. Y por eso como empresa consideramos que la situación en que se encuentra hoy la Ciencia en nuestro país ni es aconsejable, ni deseable.
Lejos de hablar de Ciencia básica y Ciencia aplicada, una jerga usada por aquellos que no saben nada de Ciencia, dejemos claro que sólo existe la Ciencia bien hecha y la mal hecha. De la primera siempre salen aplicaciones y de la segunda nada. Nosotros sabemos que en España hay muchos grupos haciendo muy buena Ciencia. Recortar las inversiones en estos investigadores sólo nos hace más pobres e indefensos frente a los cambios. Se necesita justo la receta contraria: incrementar la inversión en Ciencia pública de calidad para que las empresas seamos capaces de aprovechar el conocimiento generado para crear empresas de base tecnológica que vendan sus desarrollos generando empleo de calidad y riqueza. Eso fue lo que hizo Alemania y Japón cuando atravesaron situaciones económicas complicadas. Ese es el modelo de Holanda, o de los tres países nórdicos. Buscar la interacción con nuevos modelos imaginativos como las cátedras 0% o los centros de investigación público-privados donde los investigadores, de una orilla o de la otra, pueden trabajar en tiempo compartido. Tenemos los mimbres para hacer ese cesto. Sólo necesitamos una clase política que piense menos en la inmediatez, que mire por el bien común y no por el interés partidista, y que tenga una cierta altitud de miras para llevar a cabo mínimos cambios legislativos, que no inversiones brutales de dinero, para conseguir resultados. Porque lo otro, los científicos excelentes y la buena Ciencia, ustedes lo saben tan bien como yo, ya lo tenemos.
Muchas gracias de nuevo por este Premio, se las doy en nombre de todos mis compañeros que son los únicos responsables de que hoy yo pueda recoger esta Placa de Honor.
Daniel Ramón Vidal
Director General de Biópolis