Siempre he pensado que este tipo de galardones debería estar dirigido a «personalidades más consagradas» como un reconocimiento a la labor intensa de toda una vida científica o a la consecución de un logro que represente un avance muy significativo en el conocimiento.
Sin embargo, en el caso del Dr. Javier García Guinea existe una connotación inusual que, por su excepcionalidad, le convierte, a mi juicio, en un candidato idóneo para recibir la presente distinción. Se trata de un rasgo que caracteriza su personalidad, y que, a pesar de llevar tantos años codo a codo con él, se repite indefectiblemente: siempre es capaz de sorprender con una idea genial.
Su creatividad y flexibilidad mental están claramente patentes en el conjunto de sus investigaciones y para mí ha sido un honor poder acompañarle en sus «aventuras científicas» en muchos temas. Por destacar algunos de ellos: la elaboración del Mapa Gemológico de España, su extraordinaria labor en la sección de Geología del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, la originalidad de sus trabajos sobre luminiscencia, su respaldo a la construcción del único órgano de piedra del mundo, el descubrimiento (en el que me toca el honor de haber colaborado) de formación de minerales dentro de libros antiguos publicado en la prestigiosa revista Nature, su labor de protección como patrimonio geológico e investigación de la geoda gigante de yeso descubierta en Almería, sus estudios sobre el biodeterioro de CDs y muchos otros temas que acreditan su originalidad y su carencia de miedo a enfrentarse a problemas a veces muy complejos. Todo ello, debe, sin duda, hacernos reflexionar, ya que constituye un modelo de actuación científica a seguir, por supuesto, cada uno en sus respectivas disciplinas científicas.
Desafortunadamente, vivimos una etapa triste e injusta en la investigación española, que no es sólo de ahora, sino que es el resultado de una insistente mala gestión que se remonta decenios atrás, y que nos ha situado en la retaguardia de la Ciencia Europea. Algunos califican los problemas de nuestros científicos, en España y en el extranjero -abordados incluso por las revistas más prestigiosas del mundo- como el «segundo exilio» de la Ciencia Española. Y excelentes jóvenes investigadores, que ya se acercan a los 40 años, no disponen de los medios para incorporarse a nuestro sistema científico y poder desarrollar su labor en España. Estamos en un país donde no existe apenas promoción ni reconocimiento del trabajo del investigador y donde el dirigismo, amparándose en una concepción adulterada de la excelencia científica, continúa lamentablemente vigente.
La figura del Dr. García Guinea sobresale eclipsando la mediocridad que nos rodea y, con sus iniciativas, representa un signo que ha marcado a nuestro país: la importancia de las individualidades y del esfuerzo personal en el avance de nuestra ciencia. Por ello, no creo que se deba esperar 20 años más para concederle este galardón. Es ahora, en este momento, cuando es necesario. Personalmente es lo que creo y, por ello, considero la idoneidad del Dr. García Guinea como receptor de la Placa de Honor 2001 de la Asociación Española de Científicos (AEC).
Jesús Martínez-Frías
Vicepresidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de la ONU
Escritor y divulgador científico. Director del programa Redes para RTVE
Me pregunto cuál sería mi elección si, en vez de una semblanza escrita, tuviera que hacer de Punset un retrato de pintor. ¿De qué lo vestiría? Sus dotes de sempiterno anticipador del futuro me llevarían a vestirlo de profeta de un fresco de Miguel Ángel con una túnica y un cayado, pero, sus hábitos de estudio, reflexión y método científico me lo hacen más verosímil con una casaca y una camisa de lazo del siglo XVIII, colgado en una galería de prohombres de la Ilustración o en el Museo Naval entre marinos ilustres, quienes, por cierto, eran los únicos que sabían matemáticas.
Lo que está claro es que, del cuello para arriba, con sus ojos risueñamente penetrantes, su frente despejada y su cabello ensortijado, Punset haría las delicias de uno de esos escultores a los que encargan bustos los Ayuntamientos para ilustrar los parques.
Seguramente que el premio de la Asociación Española de Científicos (AEC) tiene menos entidad que uno de esos bustos edilicios, pero, queda compensado por el afecto agradecido con que se lo hemos entregado. Desde nuestra condición derrelicta de científicos en España, es de agradecer que Punset esté llevando a la pequeña pantalla la preocupación por la Ciencia. Su programa Redes es notablemente serio, apunta a temas de sugestiva proyección en el futuro y pone en contacto humano con el investigador y con el hecho científico. Todo eso es importante para la causa de la Ciencia y así lo ha reconocido, con su premio, la AEC con la entrega de esta Placa de Honor 2001.
El mérito de su dedicación al periodismo científico estriba, en primer lugar, en que no se le han caído los anillos por entrar a formar parte del mundo de «la canallesca». Joven técnico del Fondo Monetario Internacional (1969), Secretario General Técnico del Ministerio de Industria (1977), Conseller de Economía y Finanzas de la Generalitat de Catalunya, Ministro del gobierno español para las relaciones con las Comunidades Europeas, tenía ya cumplidos todos los antecedentes para pertenecer a ese cielo empíreo de las presidencias, de los consejos de administración, de los patronatos y fundaciones, que gratifican con cifras de nueve dígitos a quienes prestan su ilustre nombre para adornar la fachada. Pero, Punset ha querido seguir en la vida real de la docencia, del pensamiento estratégico, crítico y prospectivo, y del periodismo científico.
Un cuarto de arbitrismo, otro cuarto de regeneracionismo, y una mitad de avizorador del futuro más apremiante hacen el entero de la personalidad de Punset. Vean, si no, los títulos de sus obras: La salida de la crisis; España: sociedad cerrada, sociedad abierta; La España impertinente; Manual para sobrevivir en el siglo XXI; y, en coautoría, La sociedad de la información: riesgos y oportunidades para la empresa española.
El programa televisivo de Punset por el que le ha premiado esta Asociación es el más fino medidor de la sociedad española, carente todavía de unos mínimos de decencia en cuanto a cultura científica. Porque se emite en la madrugada, cuando las emisoras de radio se aprestan a rellenar sus espacios dialogando con solitarios camioneros y con insomnes atribulados, y cuando las personas de vida ordenada están ya en su mejor sueño. Cuando el programa de Punset vaya adelantando la hora de su emisión, porque un gran número de televidentes quieren presenciarlo, algo importante habrá empezado a cambiar en España.
Jesús Martín Tejedor
Presidente de la AEC
Me parece que el famoso rey leonés al que se debe la expresión «estar en Babia» distinguiría muy bien entre «estar en Babia» y «ser de Babia». Porque Juan Vicent procede de Babia por vía materna, pero, en su vida y en su actividad científica, jamás ha estado en Babia, a juzgar por los frutos que ha cosechado en su todavía joven biografía.
Nacido en Madrid, en 1959, estudió Prehistoria y Arqueología en la Universidad Autónoma de Madrid, y se doctoró por la misma Universidad en 1989. En 1990, era ya investigador científico en el Centro de Estudios Históricos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Pero, incluso antes de terminar su doctorado, Juan Vicent comenzó a «armar el taco» en los dominios de la prehistoria con trabajos como Las tendencias metodológicas en prehistoria, que fue su primer intento de redimensionar y redefinir el menester del prehistoriador insertándolo en una nueva racionalidad metodológica y complexiva a la luz de la sociología, de la geografía económica, y, en general, de las leyes de morfología y dinámica por las que se rigen los humanos aconteceres. Es decir, del análisis físico y descriptivo de los objetos y restos prehistóricos o de su catalogación, Juan Vicent pasó a plantear una visión coherente de los grupos humanos prehistóricos entendiéndolos como verdaderas sociedades en interacción con el medio.
Podríamos decir que Vicent ha sido un «pensador» de lo que debe ser la ciencia prehistórica y como tal está reconocido desde Chicago hasta Moscú. Pero, él mismo ha manejado la piqueta por diversos países, como Israel, Jamaica, México, Argentina, y Rusia. En la arqueología euroasiática, ha trabajado ampliamente en combinación con la Academia de Ciencias de Moscú.
La aportación de Vicent a la Ciencia prehistórica no se define predominantemente por sus hallazgos conceptuales y formales. Tan importante como su redefinición de la disciplina en cuanto tal, ha sido su aportación metodológica e instrumental. En general, podemos decir que ha sido un notable y creativo aplicador de las nuevas tecnologías a la ciencia prehistórica. Sus programaciones de informática son de uso común entre los prehistoriadores norteamericanos y rusos, así como su aplicación de métodos avanzados de teledetección, imágenes desde satélites y técnicas de observación de la Tierra desde el espacio, trabajos específicos de estadística sobre prehistoria a través de ordenador, tratamiento de imágenes, paleobotánica, etc.
Fruto de todas estas aplicaciones interdisciplinares a las que se entrega Vicent es una nueva, complexiva y humana visión del Neolítico y de las primeras edades de los metales. Y a uno, desde su profanidad, se le ocurre una boutade: ¿no va a destruir Vicent la Prehistoria, porque sencillamente la está convirtiendo en Historia?
Jesús Martín Tejedor
Presidente de la AEC
Una de las actividades de mayor interés socioeconómico y tecnológico desarrolladas por ABENGOA tiene por objeto preservar el medio ambiente contribuyendo a asegurar un desarrollo sostenible de la industria.
Estas actividades de preservación del medio ambiente tienen a escala mundial un futuro de expansión, al intensificarse las actividades iniciadas en estos últimos años, que ya tienen una gran importancia tecnológica y económica, y al aparecer otros nuevos campos de actividad como el comercio de derechos de emisión, la gestión de sumideros de carbón, las nuevas tecnologías para obtener emisiones limpias en los procesos de fabricación, etc., cuya enorme transcendencia económica, sociopolítica y tecnológica, e incluso científica, sólo se vislumbra actualmente.
Realmente, la misma existencia de nuestras sociedades de bienestar está implicada en el desafío científico y tecnológico que demanda un desarrollo sostenible. ABENGOA sabe que para potenciar su presencia como empresa en estas actividades necesita del conocimiento, de la comunicación y de los equipos industriales necesarios para asegurar el éxito de sus inversiones empresariales presentes y futuras. Abordar con éxito estos complejos problemas exige integrar estos factores con una eficaz gestión empresarial.
Una reingeniería de los procesos con técnicas de control más desarrollados, haciéndoles más eficaces y limpios, permite, y permitirá, dar respuestas adecuadas a las necesidades del usuario con costes más bajos. La reingeniería de procesos introduce innovaciones tecnológicas muy alejadas a veces de las producciones masivas tradicionales, convirtiéndose así en un motor del progreso científico y tecnológico.
Esta aplicación del conocimiento a la realidad industrial ha contribuido a que ABENGOA haya alcanzado excelentes resultados empresariales, dejando además un medio ambiente más limpio. Prueba de esta preocupación por el conocimiento es la constitución de la Fundación ABENGOA, cuyas actividades en apoyo de la ciencia básica son reconocidas en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Los grupos de negocio de ABENGOA parecen tener como denominador común las actividades relacionadas con el medio ambiente, que suministra las materias primas y que queda deteriorado por los residuos, mantener el medio ambiente es la base de un desarrollo sostenible.
Recuerdo aquí los grandes grupos de ABENGOA:
Dentro del grupo Medioambiente se encuentra:
La palabra «reciclado» se repite al describir estas actividades en los documentos empresariales, como actividad y como negocio.
El desarrollo sostenible hace necesaria la presencia de empresas que, como ABENGOA, aborden problemas de reciclado, inertización y destrucción de residuos, y que ganen dinero con ello. Se facilita así la adaptación de los tejidos productivos existentes a través de una reingeniería progresiva de la que el reciclado es una etapa de despegue, evitando los cambios catastróficos resultantes de una implantación brusca y repentina de nuevas tecnologías en los sistemas productivos tradicionales. El desarrollo sostenible busca una velocidad de progreso a medida del ser humano.
Los buenos resultados empresariales de ABENGOA indican que contribuir a un desarrollo sostenible es un campo de interés evidente y de importancia creciente. Las actividades de ABENGOA con su estructura compleja, aunque funcional, son muy numerosas. A titulo de ejemplo voy a destacar las actividades de ASER de Befesa, del grupo Medioambiente. ASER se dedica a la recuperación de Zn, preferentemente el Zn presente en el polvo de acería. No se trata sólo de reciclar el Zn, sino que se asegura así el reciclado integral de la chapa de acero galvanizado cuando al final de su ciclo de vida se convierte en chatarra. Esta chatarra produce nuevo acero en los hornos eléctricos.
Muchos materiales metálicos recuerdan al mito del Ave Fénix, ya que el fuego los hace renacer convirtiéndose sus chatarras en nuevos materiales con las mismas propiedades que cuando sus minerales originales fueron reducidos la primera vez.
La reciclabillidad es una propiedad de los materiales metálicos de alto interés económico y tecnológico. En la actualidad, se producen más de 700 millones de toneladas de acero al año en todo el mundo. De cada 100 kilos de acero, 70 proceden del reciclado de chatarra de acero. La reciclabilidad del acero, y especialmente de la chapa galvanizada, que es un compuesto de Fe y Zn, facilita que la industria siderúrgica tenga un futuro más sostenible.
La empresa ASER, integrada en el grupo de Medioambiente, resuelve el problema del reciclado del Zn y del Fe, todo ello dentro de unos criterios de rentabilidad económica. Este reciclado del Zn del polvo de horno eléctrico es una tecnología que está más allá de las soluciones más tradicionales basadas en la inertización y deposición en vertedero.
La investigación realizada por ASER ha permitido aplicar conocimientos disponibles en centros públicos para resolver mejor la separación de los componentes de un residuo, el polvo de horno eléctrico, perfeccionando el proceso WAELZ y obteniendo un óxido de Zn más limpio, capaz de utilizarse en el proceso de electrometalurgia.
En definitiva, las actividades de ABENGOA son un ejemplo de las posibilidades de desarrollo tecnológico cuando se produce una explotación comercial, integrando conocimientos preexistentes generados en ensayos experimentales de laboratorio y con pruebas de demostración a escala industrial, todo ello en el seno de equipos humanos donde haya buena comunicación y se desarrolle una cooperación creativa entre los técnicos de producción y los investigadores.
La transmisión de conocimientos necesita de cauces de comunicación limpios y eficaces que aseguren la acción creadora. Por otra parte, dicha transmisión de conocimientos debe superar las barreras que, ajenas a la consecución de objetivos de rentabilidad, levantan las administraciones públicas y privadas por razones siempre bien intencionadas, pero, que, a veces, hacen más difíciles lo que ya es difícil; el resultado económico rentable.
La comunicación y la cooperación son necesarias para afrontar los complejos problemas que debemos abordar y resolver para conseguir el desarrollo sostenible, que será el tema fundamental para mantener y extender el bienestar durante el siglo XXI. Hay que volver a recordar que la solución de los complejos problemas tecnológicos exige la cooperación entre grupos multidisciplinares, y dicha cooperación es difícil sin cauces limpios de comunicación, que no estén contaminados por propagandas políticas y comerciales que dificulten incluso el buen funcionamiento del sistema productivo de generación de riqueza y bienestar.
Quizá en el siglo XX, con unos cauces de comunicación más limpios, fue más fácil establecer la cooperación necesaria para superar con relativa rapidez las consecuencias de los acontecimientos bélicos que marcaron trágicamente ese siglo XX. Los medios tecnológicos eran muy inferiores entonces a los ahora existentes, pero, la reconstrucción de una Europa en ruinas se realizó con rapidez en los años cuarenta. Hoy, en el siglo XXI, con una tecnología formidable sería mucho más difícil abordar una reconstrucción si se produjese una catástrofe generalizada, por la dificultad de establecer la cooperación necesaria entre países, sectores productivos y sectores políticos, al estar las comunicaciones interferidas por propagandas hiperdesarrollas de intereses comerciales y políticos.
Este pronóstico pesimista se justifica en que algunos problemas globales, como el aumento de CO2, la aparición de nuevas enfermedades, etc., siguen creciendo. La solución de estos problemas exige un desarrollo sostenible como el que tuvo lugar en Europa en el periodo de reconstrucción inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Dicha reconstrucción fue un buen negocio para los que participaron en ella y, además, contribuyó a que durante décadas se alcanzase un nivel de bienestar sin precedentes en Europa.
La capacidad de comunicación humana no está asegurada a pesar de los formidables medios informáticos disponibles ahora. Los inmensos flujos de información que se reciben deben ser filtrados para separar los mensajes útiles que demanda la cooperación humana en una actividad concreta que se desarrolla en un tiempo y lugar definidos.
Interferir en el complejo mundo de los mecanismos productivos con sugerencias propagandísticas e ideológicas pueden perturbar su capacidad productiva, llevándolos a índices negativos de rentabilidad incompatibles con un desarrollo sostenible.
ABENGOA conoce muy bien la necesidad de integrar en un conjunto empresarial los distintos factores y actividades que dan lugar a una actividad empresarial sostenible. ABENGOA ha contribuido a la limpieza del ambiente con sus empresas medioambientales y confiamos que seguirá contribuyendo a un desarrollo sostenible con sus empresas de tecnología punta. Todo ello es la llave para asegurar un bienestar futuro. Decididas acciones empresariales donde los nuevos conocimientos tecnológicos estén perfectamente integrados con una magnífica experiencia empresarial.
Fernando García Carcedo
Investigador en el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas (CENIM) del CSIC